miércoles, 11 de mayo de 2011

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO


      Cuando yo era adolescente leí LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO de Alan Silitoe y luego vi la película (con el mismo título) de Tony Richardson. Las dos cosas me gustaron por igual. Pero nunca me hubiera imaginado que el título (añadiéndole: que nunca llegó a correr bien) fuera tan significativo en mi vida. Yo he hecho muchas cosas pero realmente no he llegado hacer ninguna bien. Quizá ahora, según los gilipollas de los críticos de truno (son inacabables), mi teatro es bueno. Muy bueno, dicen. A estas altura me da igual.
      O sea, que ya sabéis el porqué he puesto este nombre a mi blog; mi primer blog. No sé si aguantaré mucho porque no me gustan estas cosas. Creo que el Internet es el refugio de todos/as que estaban en las cloacas. No todos, claro, de hecho estoy yo, aunque yo soy una especie de desecho.
      Realmente aún no sé lo que voy a contar. Quizá mi vida cotidiana. Y ni sé si alguien me va a leer; aunque esto me importa muy poco a mi edad. Como decía mi padre: ¿te pagan algo al mes? No, contestaba yo. Pues que se vayan a tomar viento a la farola de Málaga. Mi padre era un vividor en el buen sentido de la palabra, pero en algunas (pocas) cosas tenía razón. La verdad es que me hubiera gustado ser amigo del viejo, pero él no me dejó. No le gustaban los críos. Me enteré un día que me lo dijo mi madre. Por lo visto la mujer lo engañó porque a ella sí le gustaban los críos. Cosa que no entiendo, porque la verdad es que no ha sabido educar a ninguno de los dos que tuvo. Pero eso es otra historia.
      En fin, aquí estoy, después de una larga mañana por los pueblos buscando teatros en los que actuar. Por la tarde me he ido al cine a ver THE COMPANY WELLS de John Wells dirigiendo un reparto estelar encabezado por el correcto y agradable Ben Affleck. Estupenda película para recapacitar sobre la crisis actual.